La crisis sanitaria desatada en España a causa del coronavirus, más el correspondiente decreto del Estado de Alarma en el país, ha derivado en una alteración de los hábitos de vida de la población, con una incidencia directa sobre la demanda de productos de primera necesidad y de la composición de la cesta de la compra. Se ha generalizado entre la ciudadanía un comportamiento conocido como “compra de búnker”, un aprovisionamiento masivo y compulsivo para neutralizar el miedo en momentos de aislamiento permanente en casa.
Debido a este fenómeno, Gelt viene haciendo análisis semanales de las compras en supermercados de toda España para poder comprender cómo artículos como el papel higiénico llegaron a aumentar tanto su demanda. Ahora, parece que han cedido paso los artículos no perecederos en general, y han descendido en el global de operaciones. De hecho, es la cerveza el producto que más ha visto aumentado su consumo.
Más allá de las primeras conclusiones, el informe muestra qué productos son los más comprados. Sin entrar en marcas ni en artículos concretos, parece que los productos de limpieza son indispensables en cualquier compra, tras haber realizado ya el acopio de productos básicos y no perecederos. Además, las conservas, legumbres, platos preparados y arroz han crecido significativamente.
Sin embargo, de forma contradictoria, los productos cuyo consumo ha aumentado más no se corresponden con aquellos que se encuentran entre los más comprados, a excepción de las conservas. Entre los que más han aumentado su consumo encontramos algunos productos como la cerveza (+78%); los limpiadores (+34%); el alcohol (+24%) y las conservas (+23%).
Por su parte, tanto sopas (+4,34%) como el vino (-2%) se mantienen relativamente estables. Y finalmente, los que han bajado notablemente son el aceite (-58%); los platos preparados (-48%); el arroz (-46%); las legumbres (-42%); la leche en polvo (-36%); el amoniaco (-33%); la pasta (-33%); el papel higiénico (-10%) y la lejía (-8%).
Carlos Prieto, CEO y cofundador de Gelt, interpreta los resultados como “un reflejo de la evolución de la situación que estamos viviendo. Tras unas primeras compras más motivadas por el miedo como reacción al confinamiento, ahora los ciudadanos hemos asumido y desdramatizado este hecho y empezamos a gestionar nuestro consumo de forma más racional. El acopio no tiene sentido con el abastecimiento garantizado y los ciudadanos van a ir normalizando su consumo”.