Nissan cierra su fábrica y dejará a 3.000 empleados directos y unos 25.000 indirectos sin trabajo en las fábricas de la compañía en Barcelona, Zona Franca, Montcada y Sant Andreu de la Barca. El proceso culminará en diciembre. Por otro lado, las fábricas de de Ávila, con unos cuatrocientos empleados, y la de Cantabria, con alrededor de seiscientos empleados, continuarán su actividad.
En este tipo de situaciones excepcionales la comunicación de crisis juega un papel fundamental. Nissan tiene por delante el reto de saber gestionar y comunicar al capital más valioso, sus empleados, todo lo que ocurrirá a partir de ahora. Para ello, con una rigurosa estrategia de comunicación es como se combate la incertidumbre que genera este tipo de crisis.
Si esta decisión no se gestiona de manera adecuada puede generar un daño reputacional en la marca realmente negativo. La clave de una crisis consiste en anticiparse a los riesgos y tener a la comunicación como eje transversal, y que los responsables de comunicación de las compañías sepan qué ocurre en la empresa para después saber qué decisión tomar.
Para cuidar la reputación de la imagen de marca es esencial contar con una estrategia que se anticipe y que valore todos los posibles factores que pueden dañar a la empresa. En el caso de Nissan, tiene que saber responder mediante una estrategia de comunicación interna a los miles de empleados que perderán su puesto de trabajo. En estos momentos, el departamento de comunicación de Nissan es una piedra angular en el desarrollo eficaz de la actual crisis en la que se encuentra la compañía.
Ante toda esta situación, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, apelaba el 22 de enero vía twitter: “El mantenimiento del empleo en la planta de Nissan en Barcelona está garantizado”. Declaraciones un tanto cuestionables, ya que el resultado no ha sido el anunciado.