Los clichés de género todavía se pasean con impunidad en diferentes anuncios, y aunque los estereotipos son particularmente insidiosos con las mujeres, también los hombres los sufren. Esto es lo que se recoge de un reciente estudio llevado a cabo en Reino Unido por UM, la ONG Campaign Against Living Miserably (CALM) y JOE Medios.
Así, el 64% de los jóvenes de entre 18 y 34 años tiene el convencimiento de que la representación negativa de los hombres en los anuncios degenera en último término en daño psicológico.
Otros datos señalan que los hombres de entre 18 y 34 son más proclives a llorar que las generaciones precedentes (41% vs. 25%) y también a tomar drogas para evadirse de sus problemas (7% vs. 2%). Los hombres más jóvenes desean también con mayor ahínco que los hombres de más de 35 años tengan a alguien para hablar de sus problemas personales (17% vs. 6%).
Además, las redes sociales no ayudan a los jóvenes de entre 18 y 34 a bregar con sus problemas. Es más, el 75% cree que las plataformas 2.0 ponen obstáculos a la hora de mantener incólume su salud mental.
Pese a que no pocas marcas y agencias se están desembarazando de la masculinidad tóxica en sus campañas de publicidad, 8 de cada 10 hombres de entre 18 y 34 años piensan que la industria publicitaria debería ser portadora de más mensajes positivos a fin de apoyar la salud mental del género masculino.
Y es que parece que el viejo mito de que los hombres no lloran y son ajenos a la vulnerabilidad sigue encontrando su particular patio de recreo en la publicidad. Y eso que el 63% de los hombres de entre 18 y 34 año cree que la sociedad acepta ahora mejor que antes los roles no tradicionales solapados al género masculino y contempla también como ofensivos los retratos más retrógrados de la masculinidad.
Las representaciones que son más cáusticas a ojos de los jóvenes son aquellas que muestran a los hombres como seres obsesionados con el sexo. En términos generales los jóvenes de entre 18 y 34 años prefieren aquellos anuncios en los que los hombres son retratados como «padres competentes» y se alejan, por ende, de los insidiosos clichés de siempre.
Por otra parte, si bien los hombres más jóvenes se sienten más inclinados a preocuparse por su apariencia física que otras generaciones (59% vs. 30%), casi la mitad (44%) se muestra a favor de que las marcas den cobijo en su publicidad a hombres de todas las formas y tamaños.
Más de la mitad de los hombres de entre 18 y 34 años considera además que la mejor forma de promover una percepción más positiva de la masculinidad es la normalización del acto de pedir ayuda por parte de los hombres. Y una proporción similar de jóvenes cree que debería normalizarse asimismo el fracaso.
Lo que parece claro es que los hombres, en particular aquellos menores de 35 años, responden mejor a la publicidad que se zafa de los estereotipos y se muestran también sustancialmente más prestos a comprar los productos y los servicios de las marcas que apuestan por este tipo de publicidad.