Por Belén Ávila Rodríguez de Mier
- Averiguar la reputación de una compañía, gobierno, etc.
- Valiéndose de modelos matemáticos, la investigación puede calcular las ventas de un nuevo producto y los gastos en publicidad.
- Puede dar a conocer las reacciones de los consumidores ante un nuevo producto cuando éste se encuentra en fase de desarrollo.
- Una vez que el producto está listo para ser comercializado, se puede averiguar cómo es valorado por los consumidores y averiguar si el público está dispuesto a usarlo.
- Puede determinar la fórmula, el aroma y el sabor que atrae a los consumidores.
- Permite saber entre varios formatos de envase cuál venderá más.
- Ayuda a elegir el mejor posicionamiento para el producto.
- Determina a qué audiencia hay que dirigirse.
- Puede descubrir cuáles son los factores que deciden a comprar y qué vocabulario utilizan los consumidores cuando hablan de determinados tipos de producto.
- Puede determinar cuál es la extensión de línea que puede llegar a vender más.
- Puede llamar la atención sobre un producto conocido cuando los consumidores muestran signos de que su calidad no les parece la misma que al principio.
- Puede ahorrar tiempo y dinero “interpretando” el mercado.
- Puede determinar cuál es la promesa más convincente.
- Puede seleccionar entre varios premios, el más eficaz.
- Indica si la publicidad comunica lo que pretende comunicar.
- Puede seleccionar entre varios anuncios de TV el que más vende.
- Puede informar cuántas personas leen los anuncios y cuántas lo recuerdan.
- Puede saldar discusiones.
A partir de estos dieciocho «milagros» puedes comprender cómo y porqué funciona. La publicidad nunca hay que confundirla con la propaganda.
Belén Ávila Rodríguez de Mier
Coach de comunicación
Licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas
Master en dirección comercial y marketing
Doctorando en sociología
Profesor asociado ESIC