Actualmente se trascendió la resolución emitida por el Departamento de Transporte de Estados Unidos (DOT) en el que Aeroméxico y Delta aceptan una serie de restricciones en materia de competencia para dar paso a su alianza comercial.
Este tipo de colaboraciones ocurren en un momento en que las empresas se alían por mejorar los procesos y oferta de productos, además de dar competencia dentro de un mercado en el que trabajan como el aéreo, que registraría ingresos por más de 701.000 millones de dólares a nivel mundial para este 2016, según estimados de IATA e ICAO.
Las colaboraciones estratégicas, como la que ocurrió entre Delta y Aeroméxico, abren la puerta a una reconfiguración del mercado al permitir mayor participación de las marcas aéreas, lo que sin duda se convierte en mayor número de usuarios que viven la experiencia de marca y mayor valor para las compañías, no sólo por los ingresos generados, sino por la experiencia alcanzada al lograr que estas marcas asienten su presencia en nuevos mercados, factor determinante en el dominio regional que mantienen.
Este argumento lo confirma Ed Bastian, CEO de Delta, quien afirma que la colaboración entre Delta y Aeroméxico es una fuerte alianza que marca su peso en el mercado México-Estados Unidos, que lo que pudo haberse alcanzado individualmente, sobre todo entre dos mercados que registran un valor de 500.000 millones de dólares de sus operaciones comerciales.
Las alianzas estratégicas entre compañías del mismo sector tiende a generar mayores estrategias de promoción, como ocurre con automotrices como BMW, Daimler, Ford y Volkswagen, que en el mercado europeo registraron una alianza con la finalidad de extender una red de electrolineras, como parte de esta modificación que se registra en el mercado automotriz, cuya tendencia modifica el mercado a formas sustentables.