Internet ya se presenta como una herramienta fundamental a la hora de comprar. En el tercer trimestre de 2016, España superó los 6.100 millones de euros en comercio electrónico, un 16,3% más que el anterior. Son datos del portal CNMCData, dependiente de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia.
En concreto, los sectores de actividad con mayores ingresos fueron las agencias de viajes y los operadores turísticos, que concentran un 16,3% de la facturación total; el transporte aéreo, con 11,6%, y las prendas de vestir, con el 5%.
Además, la mayoría de esas compras se hacían en webs de comercio electrónico del país, hasta un 57,3%. El resto, un 42,7%, correspondía a compras realizadas desde España a webs e-commerce extranjeras.
- La información como pilar
Los usuarios superan ciertas barreras iniciales a la hora de comprar online porque ganan factores como la disponibilidad de productos y servicios, más amplia que una tienda física, la comodidad o la rapidez. Con el e-commerce también se ha ganado en aspectos clave como la información.
Esta se aglutina en diversos formatos, no solo a través de esos mismos apartados, sino en espacios de terceros como blogs o webs comparativas, cuya consulta se ha convertido en obligatoria para muchos antes de hacerse con un producto. Suelen operar en un nicho concreto, como la moda o la tecnología.
Pero los estudios enfocados a los hábitos de consumo han demostrado que, más incluso que las recomendaciones, el usuario medio se deja llevar por el precio, suele comprar guiado por los descuentos y ofertas que puede encontrar. Y con ello se explica, en parte, el éxito de páginas como Buenosybaratos, que se define como “el sitio donde comenzar todas tus compras, si lo que te gusta es comprar mejor empleando menos tiempo y gastando menos dinero”.
- Ventajas de las webs comparadoras
Las webs comparadoras permiten comparar los diferentes precios y ver todas opciones de compra.
- Información clara y concisa
Exceptuando los casos en los que las webs se dejan llevar por los intereses propios a la hora de incluir determinados productos en detrimento de otros posiblemente mejores, las comparadoras son una buena forma de empoderar al consumidor. Y es que ya sea para personarse en una tienda o para adquirir el producto por Internet, cuenta de antemano con mucha información valiosa.
Los artículos contenidos en ellas explican al detalle en qué consiste el producto y proporcionan una guía de compra exhaustiva incluyendo información técnica, pero digerible, sobre sus diferentes partes o accesorios. Las diferentes especificaciones serán las que harán diferente un producto de otro, que se adaptará mejor a las necesidades de un consumidor concreto.
Los artículos incluyen también, cómo no, un apartado dedicado a la comparación de productos disponibles en el mercado, que intenta ser equitativa. De cada uno se recoge lo positivo, lo negativo y una conclusión, además de las opiniones de los clientes.
- Todo en la misma pantalla
En una web como Buenosybaratos se puede encontrar información de prácticamente cualquier producto. Basta con escribir la palabra clave en la barra de búsqueda para que el sitio te devuelta resultados específicos.
Con la amplia información contenida en sus artículos evitan al usuario tener que pasar horas navegando a la búsqueda de detalles por separado de cada artículo, a fin de encontrar el mejor. Todo está reunido en la misma pantalla.
- Marketing en webs comparadoras
Las webs comparadoras están cubriendo una necesidad constante del consumidor, la de comparar. Lo hace en el momento de fijarse en los precios de diferentes artículos en la misma calle del supermercado, o abriendo pestañas y pestañas de diferentes productos hasta dar con el mejor en Internet. No es de extrañar que cuenten con mucho tráfico y, lógicamente, muchas empresas quieren tener presencia en ellas.
Lo cierto es que las webs comparadoras atraen tráfico cualificado, y a veces aparecen en los resultados de búsqueda por delante del propio e-commerce de la empresa. Aparecer en ellas es posible desarrollando una campaña CPC (coste por clic), en la que se aplica una tarifa por cada clic recibido sobre el producto anunciado en el comparador; CPA (coste por acción), en las que cuenta solo el precio por clic que termine en compra, o acogiéndose a tarifas planas y cuotas fijas, si el comparador dispone de ellas.
Otra opción es integrar el catálogo con las webs comparativas, a través de diferentes herramientas.