Si bien la Inteligencia Artificial (IA) tiene el potencial de mejorar la eficiencia y la innovación del marketing, es necesario entender qué puede ser realizado por la tecnología y qué requiere del toque humano. Por ejemplo, si hablamos de contenidos más técnicos y detallados, estos idealmente deben ser desarrollados por un ser humano, ya que el dominio de la materia y la experiencia generarán un valor agregado al texto.
Según Carolina Ulloa, profesora de marketing de la UTH Florida University, grandes modelos de lenguaje (LLMs), como ChatGPT, Google Gemini y otras herramientas de IA, son capaces de generar resultados muy rápidos; sin embargo, nunca serán humanos con una vida entera de experiencia interactuando con otros humanos.
“Puedes apoyarte en la velocidad y la eficiencia de la IA para optimizar el flujo de trabajo, y al simplificar ciertos procesos, dedicarle tiempo a otras tareas de mayor complejidad como el brainstorming y la creatividad, que además son exclusivamente tareas humanas”, dice la experta.
Para Ulloa, podemos contar con la IA para escanear contenido existente en la web y recopilar datos basados en instrucciones específicas. También para procesar datos y generar grandes cantidades de contenido en poco tiempo.
De igual manera, podemos sugerir, corregir y optimizar contenido automáticamente, ahorrando tiempo valioso a los escritores. “El uso de la IA para delegar este tipo de procesos repetitivos puede ayudar a mejorar los tiempos de respuesta, aumentar la productividad, procesar rápidamente los datos y mantener la consistencia”, indica.
Sin embargo, debemos tomar en cuenta que cuando se trata de contenido, la IA no debería tener el control. Depender de la inteligencia artificial para el desarrollo de contenido puede generar problemas serios como plagio no intencionado, la dificultad a la hora de encontrar errores o sesgos, y la falta de precisión.
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Los humanos tienen ventaja, ya que los algoritmos no tienen inteligencia emocional. Podrán estar entrenados en materia de interacciones humanas, pero como no son seres humanos, no comprenden las complejidades de nuestra comunicación. Dice la experta que, si somos generadores de contenido, al ser un ser humano de carne y hueso, simplemente sin pensarlo y por instinto, sabemos cómo expresarnos y despertar emociones, lo cual es muy importante en el proceso de toma de decisiones.
“Un buen creador de contenido sabe cómo escribir para diferentes contextos y en voces variadas. Esto le permite dirigirse mejor a sus mercados meta en diferentes formatos y canales”, explica Ulloa.
Si bien es cierto que la IA es buena encontrando patrones, la realidad es que no es buena innovando. Como seres humanos utilizamos nuestra propia experiencia, conocimientos y observaciones para enriquecer nuestra escritura, elevándola por encima de creaciones genéricas, por ello podemos indicarle a la IA si queremos usar un tono casual o académico, pero por el momento no podemos tener un tono tan individualizado como el de una persona. “Como humanos, utilizamos nuestras propias experiencias de vida, lo que hace tener voz única y generar conexiones, cosa que los algoritmos no pueden”, asegura.
La experta en marketing concluye que lo esencial es encontrar un buen equilibrio entre las capacidades de la IA y las humanas: “La IA te ofrecerá amplio conocimiento y velocidad, mientras que los humanos aportamos consideraciones éticas, intuición y experiencia”.