Los adultos, y ahora también los más pequeños de la casa, sufren cada vez más los efectos de la obesidad. Por ello es muy preocupante la tasa de obesidad entre los niños y los adolescentes, que no para de crecer. Por eso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) está decidida a poner restricciones a la publicidad, en particular a los anuncios de golosinas, cerveza y comida basura.
“El autocontrol por parte de los fabricantes de comida basura en la publicidad de este tipo de productos no basta”, asegura Juana Willumsen, experta de la OMS en obesidad infantil, en declaraciones a la agencia alemana dpa. “La publicidad debe ser regulada con claridad, el cumplimiento de las reglas debe ser vigilado y se deben imponer multas cuando tengan lugar infracciones”, recalca Willumsen.
A juicio de la experta en nutrición de la OMS, la cerveza tiene un impacto profundísimo en la obesidad, razón de más para que la publicidad de esta bebida alcohólica sea prohibida en Alemania (uno de los países que más la consume).
Más allá de poner cortapisas a la publicidad de alimentos que favorecen la obesidad, la OMS recomienda fomentar el deporte en la escuela y las instalaciones para promover el ejercicio físico en las ciudades.
En 2014, y según las estadísticas, los niños consumieron en Alemania bastante menos fruta y verdura que en 2002, en tanto que el consumo de bebidas carbonatadas continuaban subiendo como sus mismas burbujas.
De acuerdo con las cifras que obran en poder de la OMS, el 6,9% de las niñas y y el 11,2% de los niños alemanes con edades comprendidas entre 5 y 19 años padecían obesidad en 2016. En el año 1980 este porcentaje era de apenas un 4% y en 2000 la proporción era ya de un 8,1%.
Más preocupantes aún son los porcentajes de obesidad infantil en España (12,9%), Italia (14,5%), China (15,4%) y Estados Unidos (23,3%). En cambio, presentan mejores índices de obesidad infantil Reino Unido (10,9%), Francia (8,9%) e India (2,4%).
En algunos países la publicidad de comida basura está vetada en los programas dirigidos específicamente al público infantil. Sin embargo, los niños ven también otros programas, diseñados a priori para un público más adulto, en los que la publicidad de comida basura es muy frecuente. Y hasta los 16 años los niños son extraordinariamente sensibles a la publicidad televisiva, denuncia Willumsen.
Si fijamos la mirada en España, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha publicado recientemente un informe en el que el 56% de los padres reconoce que los anuncios condicionan mucho las decisiones de sus hijos. Asimismo, el 78% de los consumidores considera que debería prohibirse de manera tajante la publicidad de comida basura dirigida a los niños, en tanto que solo el 10% cree que la situación debería seguir igual que hasta ahora.