La conocida casa de subastas Sotheby’s realizó el pasado 5 de octubre una cita imprescindible para el mundo del arte, llevándose a cabo la subasta de la obra Niña con globo, rubricada por el artista anónimo británico Banksy, siendo adquirida por 1,4 millones de dólares.
Sin embargo, en el momento en el que se anunció la venta de la obra de arte, esta se autodestruyó ante la atónita mirada de todos los presentes. Este es un gran ejemplo de que el arte, en muchas ocasiones, es transgresión.
Todo apunta a que el propio artista quería hacer una llamada de atención contra la frivolidad que genera la comercialización de las obras de arte. Un negocio que mueve cientos de millones de euros cada año.
Desde otro punto de vista, esta acción se aprecia como una performance artística de una genialidad inigualable. Otros en cambio creen que todo es una broma. Lo que está claro es que la autodestrucción de la obra se gestó desde el mismo momento de su creación.
Sea cual sea el objetivo con el que el artista ha destruido su obra, lo cierto es que ya hay quién le ha sacado rendimiento. En Austria, McDonald’s junto a la agencia creativa DDB, ha querido plasmar en una de sus propuestas todo el ruido generado por la polémica de Banksy.
Otro ejemplo más de que cómo las distintas disciplinas artísticas beben unas de otra.